En nuestra sociedad actual y cada vez con más frecuencia, la experiencia de la infancia ocurre en el entorno urbano. Sin duda, vivir en la ciudad permite a los niños disfrutar de ventajas como la educación, los servicios médicos o las instalaciones recreativas. Pero el hecho de que los niños vivan actualmente en entornos cerrados, llevando una vida sedentaria, conectados a la tecnología y separados del mundo natural, sin prácticamente disfrutar de momentos de juego al aire libre, conlleva grandes desventajas.
Lejos de la naturaleza, los niños se están perdiendo estímulos como el contacto con espacios abiertos, la sensación de libertad y de poder moverse libremente, de observar cómo funciona la naturaleza, cómo crece una planta, cómo nace otro mamífero, cómo se desencadena una tormenta, es decir, se están perdiendo experiencias vitales que son fundamentales para su aprendizaje.
Los niños necesitan estar en contacto con el mundo que les rodea para desarrollarse de forma integral. Ocurre que los niños de hoy reciben mucha información sobre medio ambiente y ecología, pero este conocimiento proviene de libros u ordenadores, y no de acercarse a su entorno y descubrir por sí mismos lo que es.
Nada puede sustituir lo que un niño aprende en la naturaleza. Estar en contacto con el medio natural va a fomentar un buen desarrollo físico, intelectual, emocional y relacional, les va a hacer más fuertes, estar menos estresados y les ayuda a entender lo que es y significa el medioambiente. Por eso es esencial ayudar a nuestros hijos a recuperar el contacto con la naturaleza.
Lo vivimos desde el albergue. Familias o grupos de amigos que llegan con sus hijos y nos hablan de los días tan maravillosos que han pasado y lo que han disfrutado los niños.
Paseos en bici, rutas caminando viendo flores, mariposas o recogiendo alguna seta que encuentran a su paso, pescando truchas en pisórica, paseando en barco por el canal de Castilla…parecen actividades tan cercanas y a la vez tan alejadas de las vidas que llevan estos niños y niñas hoy que solo podemos decir que es tarea de los padres hacer que esto cambie en la medida de lo posible.
Solo podremos hacerles ver el cuidado que deben prestarle a la naturaleza si aprenden a amarla y sabemos que para eso, tienen que vivirlo.